Enseñar peligros a los niños

En este artículo reflexiono con vosotros sobre la forma de transmitir y enseñar a los más pequeños las situaciones peligrosas. Espero que os guste.

 

Escribo este artículo por algo que presencié en la calle el otro día y que me llamó mucho la atención. Voy caminando y veo a una niña, de unos 7 años, con un adulto, seguramente su padre o un familiar cercano. El hombre le dice que no cruce la calle, algo que la niña ignoró según terminó de decir la frase. Al otro lado de la acera dos adultos recibían a la criatura con la mejor de sus sonrisas. Las personas que estábamos en la calle observando la escena lo hacíamos perplejos. De una acera a otra un coche tuvo que frenar de forma brusca para no atropellar a la niña que cruzaba sin mirar por medio de la carretera. Además del susto evidente, por un más que posible atropello, me impactó mucho la actitud de los adultos con los que estaba la niña. Nadie le dijo nada sobre el riesgo de lo que había hecho, algo que con su edad sería bueno que ya conociera.

Con esto no quiero decir que a la niña haya que regañarle o meterle miedo. Quiero decir que hay que enseñarle, advertirle de los peligros y enseñarle a reducir al máximo los riesgos.

Los niños vienen al mundo dependiendo totalmente de las personas que les cuidan. Van creciendo y adquiriendo independencia, un claro ejemplo radica en el momento en que comienzan a andar.  Necesitan ir aprendiendo, algo que puede ser un proceso largo, y por qué no decirlo, a veces pesado. Quizá necesiten modelos al comienzo, recordemos que los niños son expertos imitadores, pero poco a poco irán interiorizando normas, límites, y con ello adquiriendo autonomía. Acompañarles en el proceso, respetando los tiempos y necesidades de cada niño, y procurando un buen ajuste y adaptación al entorno en el que se vive.

La RAE define ENSEÑAR como: “desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc”.

Insisto en la idea de ser modelos, de ser ejemplo y de la práctica. Por decirle a un niño que es peligroso cruzar la calle sin mirar difícilmente lo va a aprender. Requiere su tiempo, por tanto paciencia. Que los adultos actúen como modelo es importante. Si vas a cruzar con el niño y le dices que corra porque vienen coches y el disco está en rojo, que eso no lo haga porque es peligroso, ¿qué pensará el niño? Otra manera sería pararse con él, explicarle que cuando el semáforo está en rojo es el turno de que pasen los coches y que cuando se pone en verde es bueno mirar hacia los lados y cruzar. Es verdad que las prisas y otros muchos factores hacen que vayamos apurados mirando el reloj y no nos paremos a hacer este tipo de cosas, pero no por el ello dejan de ser importantes.

Habrá cosas que los niños vayan aprendiendo por si solos, jugando, probando, experimentando, algo fundamental para su adecuado desarrollo. Pero hay determinadas lecciones que no se aprenden así ya que los riesgos son grandes. Valorar en las diferentes situaciones los riesgos nos ayudará a realizar lo mejor posible la labor de educar.

Cristina de la Rosa Tineo

Psicóloga. Psicodramatista

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