No somos conscientes de que muchos de los problemas de pareja se generan por “monólogos internos”, que se basan en un fluir de pensamientos que son los que nos hacen percibir y comprender el mundo que nos rodea. Dichos pensamientos incluyen suposiciones acerca de los sentimientos de la pareja, sus motivaciones e interpretaciones muy personales de las cosas que suceden. Pero el hecho de que pensemos algo, no significa que sea real. Acompáñame en este artículo y te mostraré cómo interfieren en las relaciones de pareja este tipo de pensamientos:
Nuestra forma de pensar es la precursora de nuestro lenguaje y de la forma en la que gestionamos los conflictos. Por eso, si tienes problemas de pareja, te invito a que reflexiones si existe alguna de las siguientes distorsiones de pensamiento y de qué forma pueden estar afectando a vuestros problemas:
- Atención selectiva. Esto sucede cuando sólo nos fijamos en aspectos de carácter negativo, mientras que otros pasan totalmente desapercibidos. Esto es muy común, en las parejas en las que existen conflictos de forma frecuente. Así, sólo observamos las conductas negativas de nuestra pareja y no nos damos cuenta de aquellas que son positivas.Trata de ponerte “otras gafas” que te hagan percibir la realidad de una forma más objetiva.
- Inferencia arbitraria.Es sacar conclusiones sin tener pruebas a favor. Por ejemplo, imagina que tu pareja no te da un beso al irse a trabajar porque va con mucha prisa y tú piensas que es porque le pasa algo malo contigo. Antes de sacar conclusiones piensa si de verdad tienen fundamento. Comunícate para aclarar las cosas si tienes dudas.
- Sobregeneralización.Uno o dos hechos aislados sirven para interpretar todas las situaciones que resultan similares, estén relacionadas o no. Por ejemplo, si has tenido una relación de pareja que fracasó y piensas que por una discusión tu relación actual acabará igual. Trata de ceñirte a tu realidad y circunstancias actuales.
- Adivinación o lectura de mente.Consiste en creer ciertas ideas que atribuimos a nuestra pareja sin que nos las haya comunicado. Por ejemplo, pensar “qué raro, está muy cariñosos conmigo, seguro que quiere algo”.
Este fenómeno también sucede al revés, cuando esperamos que nuestra pareja adivine lo que tenemos en la mente y esperamos que su comportamiento sea consistente con ello. Imagina que hoy has tenido un mal día en el trabajo, pero no se lo has contado a tu pareja y piensas “con el día tan horrible que he tenido y no tiene el detalle de tender la lavadora”. Para saber lo que piensa tu pareja pregúntale directamente y para que sepa lo que tú piensas o deseas pídele cosas.
- Etiquetación. En nuestra cabeza definimos a nuestra pareja por etiquetas negativas o peyorativas y cuando aparece algo que nos desagrada recurrimos a las mismas. “Es un vago/a, desordenado/a, egoísta, etc”. Dichos esquemas no nos ayudan porque muchas veces no son reales. Si esto te sucede, trata de evaluar los hechos y no las características globales de tu pareja, porque si lo haces, sólo conseguirás alejarte de él/ella.
Si tienes más dudas sobre cómo solucionar tus problemas de pareja no dejes de consultar con Tu psicólogo de confianza.