Divorciarse es un proceso largo y costoso a nivel emocional y económico en el que los adultos no siempre somos capaces de gestionar nuestros sentimientos de la forma más adecuada. En numerosas ocasiones las parejas que se divorcian tienen hijos menores de edad, y aquí os daré algunos consejos para que no les perjudique demasiado este proceso:
- Pregúntales su opinión: así podrás observar las dudas que tienen sobre la nueva situación y si hay algo que les pueda estar haciendo sufrir especialmente. Las preguntas irán surgiendo en la medida en que ellos estén preparados para tener esa información. Mantén una actitud apropiada para el diálogo, pese a que probablemente te hagan preguntas que te generen incomodidad.
- Evita culpabilizar a alguien de la situación. Inclúyete en la decisión de la separación ya que de lo contrario estarás reforzando la culpabilización del otro progenitor. Por supuesto, desculpabiliza a tus hijos de la separación. En ocasiones, cuando la comunicación entre una pareja está estropeada, se acaba discutiendo por algunas conductas de los hijos o algunas decisiones que les atañen a ellos. Por eso ellos pueden llegar a pensar que “como se han portado tan mal, os habéis divorciado”. Si ha ocurrido algo concreto que ha supuesto la ruptura del matrimonio (abandono, infidelidad, … ), deberás decidir cómo decírselo y en un lenguaje que ellos vayan a entender: simplemente describiendo la situación.
- Nunca hables mal del otro progenitor delante de los niños ni cuando quepa la posibilidad de que puedan oírte. Debes aislarlos de los conflictos que existan entre los adultos, no utilizarlos de mensajeros y mostrar respeto por la otra parte, que es muy importante para la vida y el desarrollo del menor.
- Ten en todo momento claro que los intereses judiciales suelen ir más dirigidos a ganar (por lo tanto alguien perderá) que a buscar el mayor bienestar de los hijos. Los abogados, y las partes mismas en plena intensidad emocional, suelen buscar sacar el máximo beneficio para su cliente y por tanto competir. Deberás tener la suficiente frialdad para preguntarte en todo momento lo que será lo mejor para tus hijos, no solo para ti. Plantéate la Mediación Familiar como forma alternativa a la vía judicial de llegar a estos acuerdos, será más rápido y menos costoso económicamente siempre y cuando seáis, tu expareja y tu capaces de llegar a acuerdos. Para esta opción no dudes en consultar a Tu psicólogo de confianza. Los convenios reguladores son documentos que deben ayudar a evitar discusiones, no a crearlas. Una vez establecido y ratificado, podrás flexibilizar y adaptarlo a tus necesidades siempre que tu expareja y tu logréis una comunicación eficaz.
- En la medida de lo posible intenta mantener las rutinas y hábitos de los menores tras la separación. Compartir la vivienda familiar por turnos o alquilar o comprar una casa cercana es una solución útil para favorecer este objetivo. Les supondrá un menor estrés y favorecerá una pronta recolocación de los aspectos importantes en sus vidas.
En la segunda parte de este artículo (leer segunda parte de este artículo) continuaré dándote algunas recomendaciones para que lleves lo mejor posible este intenso proceso.