Las vacaciones de verano pueden ser una experiencia tremendamente agradable para todos o … un auténtico calvario que debilite nuestra pareja. Dado el aumento del número de divorcios y rupturas de pareja tras el descanso estival, y con las vacaciones a la vuelta de la esquina, os ofrezco el primero de dos artículos en los que veremos algunos consejos para superar el verano en pareja:
- Las vacaciones potenciarán lo que vengáis construyendo juntos durante el resto del año. En las vacaciones pasaréis más tiempo juntos que durante el resto del año, por lo que obtendréis los frutos de lo que hayáis estado sembrando durante ese tiempo. Si habéis evitado aclarar malos entendidos o cosas realmente importantes con la excusa de estar saturados de tareas (trabajo, hijos, tareas del hogar, … ) ahora no tendréis escapatoria y por tanto tendréis «trabajo acumulado». Por el contrario si habéis sacado tiempo para comunicaros y llegar a acuerdos, pasar más tiempo juntos será algo tremendamente positivo.
- Tiempo vacacional no implica que deba ser “todo para estar y hacer todo juntos”. Ambos miembros de la pareja deberán buscar un rato para estar solos a lo largo del día. Actuamos diferentes roles a lo largo del día y lo ideal sería actuar el rol de individuo (en el que hagamos a solas algo que nos satisfaga), el rol de pareja (en el que hagamos alguna actividad con nuestra pareja que nos guste a ambos, o por lo menos que no nos disguste) y el rol de familia (en el que hagamos algo con nuestro núcleo familiar que disfrutemos todos o que hayamos negociado de antemano).
- Hacer planes que incluyan las preferencias de todos para el ocio y un reparto de las tareas y obligaciones equitativo. Una buena planificación de las vacaciones en pareja responderá al menos a estas preguntas: ¿Dónde vamos?, ¿Cómo iremos? ¿Cuál es el objetivo de nuestro viaje? ¿Con quién iremos a estas vacaciones? Las vacaciones lo son para todos los miembros de la casa, pero hay tareas que siguen teniendo que hacerse pese a no trabajar y que deben ser repartidas. Es una buena ocasión para que quien se encarga menos de cocinar se ponga el delantal y quien se encarga menos de las finanzas se siente con la calculadora. Es un momento ideal también para dar más autonomía a los hijos y que aprendan a hacer su cama o a prepararse el desayuno mientras nosotros salimos a correr o estamos leyendo un libro en el sillón.
- Deberemos ser realistas a la hora de generar expectativas para nuestras vacaciones en pareja. De lo contrario, al final del verano nos sentiremos frustrados si no se ha cumplido todo lo que esperábamos. Un buen consejo que me dieron es: “no esperes para hacer cosas que te gustan a que sea demasiado tarde”, así que no esperéis al verano para hacer “todo lo que no os ha dado tiempo el resto de los meses”. Si te encuentras con que quieres hacer demasiadas cosas en vacaciones o demasiado pocas, quizás debas replantearte toda la carga laboral o familiar que arrastras el resto del tiempo. Ir de vacaciones con tu pareja implica conocer sus gustos y si encajan o no en todo lo que deseas hacer. De nuevo aplicaremos la máxima de “no tener que hacer todo juntos para estar unidos” y ambos reservaremos espacios para hacer lo que hayamos acordado previamente, o lo que surja siempre y cuando haya acuerdo. También nos daremos permiso para no cumplir todos nuestros objetivos de verano flexibilizando nuestra exigencia.
Puedes leer más consejos para tu verano en pareja pinchando aquí.
Todavía estáis a tiempo de corregir errores que hayáis cometido en la programación de las vacaciones y de tener en cuenta alguno de estos consejos. De cualquier manera ¡felices vacaciones en pareja!